Cuando en 
el año 1580 Don Juan de Garay fundó la ciudad de Buenos Aires, en el límite de 
los actuales barrios de San Nicolás y Monserrat, miró al Sur. Ubicó la Plaza 
Mayor, el Cabildo, el Fuerte, y la Catedral a orillas del Río de la Plata y el 
puerto en la zona Sur. El sector creció con rapidez por la radicación de 
trabajadores portuarios. 
	
 
La 
primera fundación de Buenos Aires, por Don Pedro de Mendoza
	
 
	
El 3 de febrero fundó la ciudad 
de la "Santísima Trinidad y el puerto de Nuestra Señora de los Buenos Aires"
(recibió este nombre en homenaje a Nuestra Señora de los Buenos Aires, 
advocación de la Virgen María originaria de Cagliari, Cerdeña, posesión en esa 
época de la corona de España, y cuyo culto como protectora de los navegantes era 
muy difundido entre los marinos del Mediterráneo). 
Fue en el año 1536, 
destruida poco tiempo después por los indios, que también mataron a todos sus 
habitantes. Por no haber quedado documentación ni sobrevivientes, los 
historiadores calculan que esa primera fundación se produjo unos dos kilómetros 
al sur de la actual Plaza de Mayo, en un área cercana al actual Parque Lezama, 
en uno de cuyos extremos, en el cruce de las calles Brasil y Defensa, se 
encuentra el monumento a ese primer fundador Don Pedro de Mendoza. 
Pedro de Mendoza 
fue nombrado en 
1534 Primer Adelantado, 
Gobernador y Capitán General, por el rey 
Carlos I de 
España.
	
 
	
 Su expedición estaba integrada por más de mil doscientos hombres trasladados por 
catorce navíos, además de caballos y vacas que al escapar y reproducirse 
formaron las primeras manadas, alcanzando para la llegada de 
Juan de Garay, miles de 
animales. La primera fundación de lo que Mendoza llamó 
Puerto de Nuestra Señora Santa María del Buen Aire, 
ocurrió el 
2 de febrero de 
1536 (o 
3 de febrero 
según otros historiadores), y según algunos historiadores su función no era la 
de convertirse en ciudad, sino que el fuerte fue instalado por motivos 
estratégicos, para ser utilizado en la defensa de la zona. El fuerte estaba 
construido en forma precaria, rodeado por un muro de tierra de 150 varas por 
lado y casi dos metros de alto, y una fosa con una palizada. En el fuerte había 
varios ranchos construidos de barro y paja, utilizados como viviendas, y cinco 
iglesias. 
Pedro de Mendoza 
sufría de 
sífilis, y debido al 
agravamiento de su enfermedad dejó la expedición en manos de Irala y volvió a
España en abril de 
1537, 
muriendo en el viaje. Los habitantes del fuerte finalmente fueron trasladados a
Asunción en 
1541 y 
se ordeno la destrucción del Fuerte.
	
 
	
 
    La segunda -y definitiva- fundación de Buenos Aires, 
por Juan de Garay
	
 
	
Realizada por Don Juan de Garay, 
en 1580, en el área que ocupa la actual Plaza de Mayo y sus alrededores, 
especialmente las áreas al sur de ella, conocidas en la actualidad como 
Montserrat y San Telmo. Sobre el lado norte de la Casa Rosada, sede del Poder 
Ejecutivo de la Nación, se encuentra una pequeña plaza con el Monumento a Don 
Juan de Garay. 
El sábado 11 de junio de 1580, 
Garay fundó definitivamente Buenos Aires y plantó el rollo en la Plaza Mayor, 
actual Plaza de Mayo. Juan de Garay, no atravesó el océano para hacerlo, sino 
que bajó desde Asunción, donde habitaba desde hacía más de veinte años. 
     
	La 
    ciudad nació en esta colina que hoy es la plaza de Mayo, y se desarrollo 
    recostada contra el rió vigilando los dos horizontes para defenderse de los 
    piratas y corsarios, por un lado, y de los indios salvajes, por el otro.
	 
	Cuando 
	en el año 1580 Don Juan de Garay fundó la ciudad de Buenos Aires, en el 
	límite de los actuales barrios de San Nicolás y Monserrat, miró al Sur. 
	Ubicó la Plaza Mayor, el Cabildo, el Fuerte, y la Catedral a orillas del Río 
	de la Plata y el puerto en la zona Sur. El sector creció con rapidez por la 
	radicación de trabajadores portuarios. La tarea fue encomendada a Juan de 
	Garay, que partió desde Asunción comandando una expedición de cien hombres, 
	sesenta y tres de ellos futuros pobladores que fueron favorecidos con la 
	entrega de tierras dentro y fuera de la ciudad y hoy inmortalizados en el 
	nombre de alguna de sus calles. 
     
	 
	
	
	
	Del antiguo 
	fuerte no quedaban rastros, por lo que el 11 de junio de 1580 estableció la 
	Ciudad de La Santísima Trinidad y Puerto de Santa María del Buen Ayre, con 
	el reparto de tierras entre él, su esposa y sus 63 acompañantes.
	
	 
	
	Los límites del loteo estaban circunscriptos en lo que hoy son las avenidas 
	Independencia y Córdoba y las calles Libertad y Salta; mientras que el 
	tejido urbano llegaba a las actuales Arenales, San Juan y avenida Rivadavia 
	aproximadamente al 4000. Las aguas poco profundas hacia el estuario del Río 
	de la Plata no permitían la llegada directa de naves enemigas, mientras que 
	las barrancas que bordean el territorio entre el Riachuelo y el Arroyo 
	Maldonado permitían controlar a quienes se acercaban por el río.
	 
	 
	
	A principios del siglo XVII la ciudad estaba constituida por el 
	
	
	fuerte, 
	tres conventos y varias casas de barro y paja, y existía un régimen 
	disciplinario estricto por el cual los habitantes estaban obligados a tener 
	armas y nadie podía ausentarse sin permiso del gobernador.
	 
	
										
										
										El 
										nuevo poblado estaba constituido por 250 
										manzanas, cubriendo la superficie 
										delimitada por las actuales calles 
										Balcarce - 25 de Mayo hasta la Av. 
										Independencia, y por las calles Salta - 
										Libertad hasta la Avenida Córdoba. 
										También se consideran como límites el 
										Zanjón de Granados al sur, que 
										desembocaba por la actual calle Chile; 
										la orilla del Río de la Plata al este; 
										las actuales calles Salta y Libertad al 
										oeste; y el Zanjón de Matorras hacia el 
										norte, que desaguaba en el río por donde 
										corre la calle Viamonte y el pasaje Tres 
										Sargentos. Cada manzana medía 140 varas 
										de lado, y si bien muchas eran urbanas, 
										el resto estaba destinado a la 
										instalación de "chácaras" o chacras.
	
										 
	
										
										
  El mismísimo hijo de Garay no 
	confiaba en la ciudad fundada por su padre como quedó demostrado cuando 
	entregó su herencia, la esquina principal frente a la plaza mayor, a cambio 
	de un par de botas y una capa. En 1590 los habitantes de Buenos Aires, a 
	través del Guardián del Convento de San Francisco, le escriben al Rey Felipe 
	II quejándose de su suerte.
 
										
										El mismísimo hijo de Garay no 
	confiaba en la ciudad fundada por su padre como quedó demostrado cuando 
	entregó su herencia, la esquina principal frente a la plaza mayor, a cambio 
	de un par de botas y una capa. En 1590 los habitantes de Buenos Aires, a 
	través del Guardián del Convento de San Francisco, le escriben al Rey Felipe 
	II quejándose de su suerte.
	 
	
	 
	Hernando Arias de Saavedra (Hernandarias), Gobernador de Buenos Aires
	 
En
1602 
el gobernador de Asunción, Hernando Arias de Saavedra (Hernandarias) 
(1564 
-
1634),
 fue nombrado gobernador de
Buenos Aires, puesto que ocuparía hasta
1609. En ese puesto tomó numerosas medidas 
para estimular el crecimiento de la entonces pequeña villa portuaria, incluyendo 
la creación de las primeras escuelas de primeras letras, la instalación de 
hornos de cocción de
ladrillos y
tejas para sustituir la construcción de
adobe y la reconstrucción del
fortín que protegía la ciudad de los
piratas. 
	 
	
	
	Ordenó además la construcción de
un torreón defensivo 
para el puerto, ubicado a la desembocadura del
Riachuelo en la actual
Vuelta de Rocha, tras el robo y saqueo de 
dos navíos anclados por parte de
corsarios 
ingleses el
18 de marzo de
1607. Tomó también medidas contra el 
contrabando, causado por la prohibición del comercio de frutos del país y de 
negros esclavos. 
En
1604 
Hernandarias  fue capturado por los nativos
mapuches casi 1.000
km al sur de Buenos Aires, aunque pudo 
escapar con vida. 
	
	 
	
	En 1611, 
(Hernandarias) 
introdujo el ganado vacuno y equino que, gracias a las buenas pasturas y el clima, se reprodujo en gran 
escala. Fue él 
quien reconstruyó  
el fuerte de buenos 
Aires y bajo su mando, los pobladores comenzaron a edificar el Cabildo. 
Lo reedificó completamente, construyó en él habitaciones particulares para vivir 
con su familia y lo dotó de un espléndido mirador desde el cual se divisaba una 
hermosa vista sobre el río. También dio comienzo a la construcción de un 
fortezuelo o torreón en la entrada del Riachuelo, que era el puerto de Buenos 
Aires.
	 

    
	 
Hernando Arias de Saavedra (Hernandarias)
	 
	 
	

	 
	
		
			
				
				
				Buenos Aires, capital del Virreinato del Río de la Plata
				Debido 
				al contrabando existente en la región, sumado al peligro que 
				representaba 
				
				Portugal 
				e 
				
				Inglaterra, 
				en 
				
				1776 fue 
				creado el 
				
				Virreinato del Río de La Plata, 
				y Buenos Aires fue establecida su capital, por ser el lugar por 
				el que tenía más fácil acceso España desde el Atlántico. Desde 
				su segunda fundación hasta 
				
				1776 la 
				ciudad tuvo un bajo desarrollo, pero esto cambió cuando aumentó 
				su jerarquía administrativa y el tráfico comercial. La ciudad 
				fue beneficiada por la 
				
				Corona española 
				con un tipo de comercio más abierto, flexible y liberal, dado 
				por el Reglamento de Libre Comercio. Podía introducir 
				mercaderías de cualquier región, y conectarse con otros puertos, 
				sin pedir permiso a las autoridades reales. De esta manera cortó 
				con su dependencia política y comercial de Lima.
				 
				La 
				ciudad se convirtió en principal proveedor de productos 
				importados en el Interior del país, y aumentaron las 
				exportaciones de productos ganaderos de la 
				
				
				región pampeana 
				hacia 
				
				España. 
				Esto produjo una mejora en la situación económica, por lo que se 
				realizaron diferentes inversiones: se instaló el primer 
				
				alumbrado público, 
				se empedraron algunas de sus calles 
				y se sustituyeron algunos viejos templos construidos con barro y 
				paja.
				 
				La 
				ciudad vivió un exponencial progreso entre 1780 y 1800, 
				recibiendo además una fuerte inmigración, fundamentalmente de 
				españoles, y en menor medida de franceses e italianos; 
				y se pobló fundamentalmente de comerciantes y unos cuantos
				
				
				estancieros. 
				Tenía, en comparación con las demás ciudades vecinas, pocos 
				prejuicios aristocráticos, o de castas. La prosperidad también 
				favoreció la llegada de las ideas 
				
				liberales 
				desde 
				
				Europa, 
				lo que aumentó su desarrollo cultural y produjo la creación de 
				movimientos emancipadores.
				 
 
		 
	 
	
    
	 
	
										
 Qué llevó a un rico noble de 
	Castilla como Pedro de Mendoza a aventurarse a estas tierras y arriesgar su 
	fortuna?  No hay que descartar entre las motivaciones de Don Pedro, la 
	desesperada búsqueda de un misterioso remedio llamado "guayacán" que, 
	suponía su médico Hernando de Zamora, era la única esperanza de curación 
	para su avanzada sífilis.
										 
										
	Qué llevó a un rico noble de 
	Castilla como Pedro de Mendoza a aventurarse a estas tierras y arriesgar su 
	fortuna?  No hay que descartar entre las motivaciones de Don Pedro, la 
	desesperada búsqueda de un misterioso remedio llamado "guayacán" que, 
	suponía su médico Hernando de Zamora, era la única esperanza de curación 
	para su avanzada sífilis. 
	 
										
										
 Los sobrevivientes de la 
expedición de Mendoza quedaron al mando de Ayolas, remontaron el Paraná y 
fundaron Asunción del Paraguay en 1541. Allí encontraron buenas maderas, 
materiales de construcción y tribus de aborígenes sedentarios, los carios, 
quienes propusieron un pacto a los intrusos: no ser sojuzgados ni diezmados a 
cambio de hacer a los españoles agradable su estadía en sus territorios. Fue así 
que les ofrecieron sus mujeres, al extremo de que cada conquistador dispuso de 
un harén. También les procuraron vivienda y alimentos.
 
Los sobrevivientes de la 
expedición de Mendoza quedaron al mando de Ayolas, remontaron el Paraná y 
fundaron Asunción del Paraguay en 1541. Allí encontraron buenas maderas, 
materiales de construcción y tribus de aborígenes sedentarios, los carios, 
quienes propusieron un pacto a los intrusos: no ser sojuzgados ni diezmados a 
cambio de hacer a los españoles agradable su estadía en sus territorios. Fue así 
que les ofrecieron sus mujeres, al extremo de que cada conquistador dispuso de 
un harén. También les procuraron vivienda y alimentos. 
	
										 
	
	
	

	Vista panorámica de la 
	fuente del Parque Lezama a principios de siglo. Debajo de este apacible 
	lugar, se buscaron infructuosamente los restos de la primera fundación de 
	Buenos Aires. Los frondosos árboles actuales entremezclan sus raíces con 
	precarios vestigios de sociedades pasadas.
	 
	

	

        
	
	
            


	
	
	Arcón 
	de Buenos Aires