PALACIO

 

GRIMOLDI

 

Arcón de Buenos Aires

 

 

 

El palacio Grimoldi, en Corrientes 2548-60, en Balvanera, es obra de Virginio Colombo, uno de los grandes arquitectos italianos (junto con Palanti y Gianotti, entre otros) que dejaron testimonio de su talento. Había llegado al país en 1906 para agregar trabajos ornamentales a la majestuosa sede de los tribunales proyectados por el francés Norbert Maillart (autor también del Correo Central y del Colegio Nacional Buenos Aires), y se quedó aquí, hasta su muerte, a los 42 años.  Desde la planta baja hasta la mitad eran casas de renta; y hacia arriba, privilegiados pisos, algunos muy suntuosos.


Tales son las características de la propiedad que hizo a pedido de Enrique Grimoldi inaugurada en 1918, y que, con sus 8200 m2 totales, 24 m de frente y 87 de fondo, es la estructura de mayor volumen realizada por el arquitecto milanés. Posee subsuelo, planta baja y seis pisos en tres cuerpos, cada uno con entrada independiente. Entre el primero y el tercer nivel, hay 19 departamentos chicos (50 m2).


El estilo del palacio, ecléctico-modernista, suma aportes pompeyanos y etruscos. Como en otras de sus obras, Colombo dio tendencia a la decoración "zoológica", en este caso, con leones de amenazantes fauces abiertas: seis, en el frente, y unos 30, en el interior. Pero también hay águilas y cabezas de vaca, además de cuatro cariátides de dos metros en el último piso y, en la mitad de la fachada, un hermoso bajorrelieve, con ángeles y ninfas.

 

 Desde las arañas tipo Tiffany, los coloridos vidrios de las puertas, las ornamentaciones que se desarrollan en las paredes y todos los detalles que evidencian la ejecución “a medida”, dan cuenta de la infinita minuciosidad del dibujo, la estupenda calidad de los materiales y la experiencia y profesionalidad de la mano de obra empleada. Sabido es, ya lo hemos dicho en alguna nota, que Colombo tenía su propia cuadrilla de operarios, traídos expresamente de Italia para trabajar en sus obras, que por cierto abundaban en esos años.


El edificio Grimoldi está dividido en dos mitades simétricas, con entrada principal a las unidades del primer cuerpo, en el 2254 de Av. Corrientes. El frente, realizado en parte en imitación piedra oscura y en otra revocado, es en verdad digno de estudio, y de no ligera descripción. Así, los balcones del primero y segundo piso aparecen enmarcados en una columnata clásica que se destaca en el extenso frente. En las bases de las columnas, a la altura del cielorraso de la planta baja, rugen cuatro pétreas cabezas de león, restauradas no hace mucho; y mientras las barandas de los balcones del segundo piso son de rejas, las del primero están realizadas en maciza y decorada mampostería, igual que en el tercer piso.


En el cuarto piso del cuerpo principal están los departamentos más lujosos, de 250 m2, cuatro baños, roble de Eslavonia y puertas curvas con vitraux. Y en el quinto de ese sector se encuentra el departamento de 500 m2 que fue la vivienda de los Grimoldi. Es, en realidad, la primera parte de un dúplex que se completa con toda la planta superior, el sexto piso, donde se hallaba el jardín de invierno.

Estos ambientes -que incluían cuartos de huéspedes, biblioteca y salas de lectura y hasta dos patios- pertenecían al primero y segundo cuerpo y están unidos por un puente en forma de herradura.

 

 

El edificio cuenta con 8.200 m2 cubiertos en los 24 metros de frente x 87 de fondo.

 

haga click en la imagen para ampliar (fotos panorámicas).

 

 

Bajo los ventanales del cuarto piso lucen dos blancos frisos poblados de querubines, mientras que el quinto, si bien participa de los lineamientos característicos generales, tiene un diseño distinto a los cuatro pisos anteriores.

 

La entrada principal tiene un cielorraso abovedado de placas de mármol, en tanto que los muros laterales están cubiertos de frisos con motivos clásicos, también de mármol. También en ella podremos ver un grandioso pórtico de madera tallada, con dos cariátides, que da acceso al palier del ascensor, que es también una pieza de colección, seguramente única en el mundo.

 

Los patios interiores, lógica y lamentablemente, no pueden ser vistos desde la calle.

 

 

 

Mejoras y problemas

Luego de pasar por varios dueños después de los Grimoldi, en 2004 lo adquirió Daniel Bocchimuzzi. El objetivo inmediato fue ponerlo en valor, mediante trabajos en muros agrietados, parar la humedad de los techos y cambiar las cañerías. Modificó baños, puertas y ventanas que no correspondían a la construcción original. Ahora, calcula, están "ajustados a ella en un 99%". Los departamentos en su totalidad están alquilados como oficinas. Hace tiempo, la pasión purista del propietario hizo sacar las cajas exteriores de los acondicionadores de aire. "No volverán, mientras yo sea el dueño", enfatiza.

Señala que el 1% restante no le pertenece: dos locales comerciales, a los que se suma un quiosco de diarios y una romería de vendedores ambulantes.

 

Dinastía zapatera

La familia Grimoldi y más de un siglo a los pies de los argentinos


No son tantas las empresas familiares que llegan a la tercera generación. Grimoldi lo logró: lleva mas de 100 años en la fabricación de zapatos, con altibajos, como cualquier compañía con historia, y mucha destreza para superar los vaivenes de la economía local. El apellido Grimoldi está asociado desde hace más de 100 años a la memoria de los porteños. Alberto Grimoldi fue un inmigrante italiano que en 1895 fundó una fábrica de calzados, que logró inmensa popularidad a través de los años, y que, como sabemos, aún existe. ¿Quién no recuerda a Grimoldi como “la marca del ½ punto".



Recibe Alberto Grimoldi (hijo), gerente de la casa, en el salón del directorio, una mezcla de sala de convenciones y living de familia tradicional, al que no le falta la gran mesa para debates, la biblioteca ni las fotos que repasan la historia del negocio: desde la primera fábrica y la boutique mayorista hasta un grupo de empleados de 1910.

"En la década del 50 fuimos los fabricantes más importantes de América latina, en los 80 casi nos fundimos, en los 90 despegamos (tanto que cotizamos en la Bolsa de Valores) y en 2001 tuvimos que dar un golpe de timón para sobrevivir." Secretos de cómo pasar todas las crisis, seguir apostando al país, vender 4600 pares de zapatos por día y renovarse con la última tecnología.

-Un panorama de Grimoldi hoy...

-Somos un multimarca con 170 locales. Trabajamos con Hush Puppies, Timberland, Caterpillar, Kickers, Merrell, Patagonia y, desde este año, también con Franco Sarto y American Pie. También vendemos en forma mayorista a comerciantes independientes. Y tenemos licencia de todas las marcas importadas para fabricar parte de la colección en el país.

-¿Por qué casi se funden en los años 80 y cómo lo evitaron?

-Un estudio de mercado dio como resultado que Grimoldi era un negocio que tenía prestigio y calidad, pero ofrecía un producto aburrido. Esto nos sirvió para seleccionar mejor la mercadería y apuntar a un público más joven. Por otro lado reemplazamos el modelo de negocio familiar por la profesionalización de la empresa. En otras palabras, contratamos gente idónea. De la familia quedamos sólo mi padre y yo.

-¿Cómo superaron la crisis de 2001?

-En diciembre de 2001, cuando estalló la crisis, importábamos casi todo. Con la moneda devaluada, de un día para el otro comenzamos a fabricar todo acá, excepto 93 pares, las muestras traídas de afuera. Por ser una empresa con credibilidad encontramos apoyo en nuestros acreedores: los bancos, los licenciatarios (dueños de las marcas) y los importadores brasileños, que nos dieron un año de gracia sin pagar y tres para renegociar la deuda. Así salimos.

-¿Toda la producción se realiza en planta propia?

-Nosotros tenemos la licencia para fabricar acá muchos de los productos de las marcas internacionales que trabajamos, pero otros estamos obligados a importarlos. Por ejemplo, de Timberland podemos fabricar varios de los modelos de zapatos, pero no la colección de ropa. Así, de la producción total (1.600.000), 500.000 los hacemos en nuestra planta, 200.000 los importamos y los 900.000 restantes los mandamos a hacer en fábricas locales.

-Hay pares que hicieron historia en Grimoldi...

-Hay tres modelos de diferentes épocas: los Kickers colegiales, caballito de batalla de muchos años. Un modelo de mocasines más antiguos y, recientemente, las ojotas de Hush Puppies con hebillas al costado y suela anatómica. Todos vendieron más de un millón de pares.

-Justamente acaban de hacer un acuerdo con la diseñadora Vero Ivaldi para una edición especial de Kickers.

-Es una estrategia para modernizar, darle un plus de diseño a este clásico. Además, hay siete nuevos modelos muy cancheros de esta bota que incluyen estampas animal print, tonos metalizados y tachas.

-¿Cómo sigue la historia?

-Vamos a ofrecer franquicias. Desde 2004 recibimos llamadas de comerciantes de zonas del interior interesados en llevar nuestros productos.
 

 




Durante dos generaciones, la familia Grimoldi se especializa en los zapatos. El abuelo Tomás, nacido en el Lago de Cuomo, en Italia, puso los cimientos a lo que hoy es un grupo con 113 años de historia y posee la licencia de varias marcas que están en el firmamento internacional. Viven once de los doce nietos de Enrique y Margarita.

En una nota del diario Clarín, se cuenta que en 1950, “cuando el PBI de la Argentina era el más poderoso de América latina, Grimoldi llegó a ser la número uno del continente. Según Alberto Grimoldi, gracias a una estrategia que consistió en marcas, en introducir la medicina en el calzado para chicos, ya que sus zapatos permiten la corrección del pie y por haber adaptado un invento español, el gomicuer, que hizo que el calzado durara años”
.

 

Casa sobre Av. Rivadavia construida para Alberto Grimoldi donde hoy existe un supermercado, una casa demolida realizada por Alejandro Virasoro (1892 - 1978) que fue un prolífico arquitecto y constructor argentino reconocido como figura principal del estilo Art Decó en su país. Sus obras más notables en Buenos Aires son La Equitativa del Plata, el Banco El Hogar Argentino y la Casa del Teatro. También realizó numerosos trabajos en Mar del Plata, Rosario y Tucumán.

 

 
           

 


 

Todas las imágenes e información aquí publicados han sido obtenidas de Internet, todas pertenecen a sus creadores. Si en algún momento algún autor, marca, etc. no desean que estén aquí expuestas, solicitamos que nos contacten para poder tomar las medidas oportunas. Si alguno de sus autores desea que su material sea retirado agradecemos que lo comunique ya que no pretendemos aprovecharnos de sus trabajos, solo darlos a conocer en forma de cultura y sin fines de lucro. Gracias