GRANDES

 TIENDAS DE AYER

PARTE 2

 

Arcón de Buenos Aires

 

 

 

GRANDES TIENDAS DE AYER

HARRODS

 La llamaban "el imperio de la elegancia". La fachada sobre Florida (que ahora tiene el status de Patrimonio de la ciudad) fue inaugurada en marzo de 1914, como un reflejo tardío por los festejos del Centenario. Seis años más tarde, en 1920, el edificio se extendió hacia toda la manzana. Fue la única sucursal de la tienda londinense.

Fue también símbolo de la Belle époque Argentina.

Palacio comercial de estilo eduardiano de los arquitectos Chambers y Thomas, que hicieron la Estación de Constitución.

El edificio fue proyectado por los arquitectos Paul Bell Chambers y Louis Newbery Thomas, y las ampliaciones fueron realizadas por Fred K. Sage. Con su cambio de dueños en 1985, tuvo una última remodelación que fue diseñada por el estudio de Juan Carlos López y Asociados.

 

Harrods

 

La construcción tiene un subsuelo con cocheras, seis pisos y una terraza: cuenta con una superficie cubierta de 41.546 metros cuadrados. Aunque venida a menos por las dificultades económicas, es un lujo arquitectónico: en su interior hay escaleras de mármol, pisos de cedro y ascensores de hierro forjado.

 


 La publicidad definía a la tienda como "palacio de venta" o "imperio de la elegancia". En la puerta había siempre un enano de uniforme verde, que le abría la puerta a los clientes.

 

Llegaron a tener más de 30 sucursales. Todo un emporio.
Sus locales se transformaron en referencia obligada por su surtido, su calidad y el servicio al cliente, que un ejercito de empleados atendía con comprobada profesionalidad.

 

Las ambientaciones de Harrods marcaron una época. En sus salones los porteños conocieron un ómnibus de dos pisos traído desde Londres y vieron una réplica del "Patio de los Leones de Granada". Tenia boisserie importada, arañas de alabastro. En 1914  facturó 50 millones de dólares. Había otras grandes tiendas en Buenos Aires: Gath & Chaves, La Piedad, Mac Hardy Brown, La Imperial etc.

 

haga click en la imagen para ampliar (fotos panorámicas)

 En las vidrieras que daban a la calle se representaban todo tipo de películas con maniquíes vestidos como las estrellas de Hollywood. Lo que el viento se llevó representado en las vidrieras de Harrod´s 1940.

 

Los salones y amoblamientos era lo mejor de nuestra ciudad. El primer dia concurrieron a hacer compras mas de 15 mil personas. Los ascensores tenían capacidad para 20 personas. Contaban 2000 empleados. Se adquiría allí indumentaria, vajilla de porcelana inglesa, perfumes, pianos, joyas, sedas, zapatos, libros, bombones y todo tipo de comidas.


Símbolo de aquella época cuando a la Argentina se la conocía como el "granero del mundo", en las tiendas Harrods las señoras de buena posición económica se citaban en el salón de té del último piso después de terminar su ronda de compras: loza inglesa firmada, carteras, e indumentaria de primer nivel. Lo más chic, lo último del pret à porter estaba en esta tienda departamental que se transformó en un ícono de la Ciudad.

 

Mucho antes de que los shopping invadieran la ciudad, el escritor Manuel Mujica Láinez logró que le regalaran el caballito de madera sobre el cual le cortaban el pelo, de chico, en la tienda. Signo de otros tiempos.

 

 

En los diferentes departamentos de sus lujosos interiores era posible adquirir una lista inimaginable de productos de diversos rubros, desde la ropa de confección hasta productos de rotisería, discos o vajilla con el logotipo de la tienda en el reverso, ya que fue pionera en comercializar marcas propias y en apoyar sus ventas con una acertada e intensa publicidad.

 

Las compras eran remitidas al domicilio del cliente, gracias a un eficiente sistema de carros y triciclos primero, de camionetas después. Y si residían en el interior, en aquellos sitios donde no existiera sucursal de la firma, también allá les llegaban, junto con los completos catálogos, que ofrecían amplia variedad de opciones de compra.

 

Las prendas era exhibidas sobre maniquíes con cabezas de cera y cabellos naturales.

 

La inolvidable peluquería estaba en el subsuelo. Curiosamente Adolfo Bioy Casares se cortaba el pelo y Jorge Luis Borges tomaba el té.


En la peluquería de caballeros se daban cita los políticos conservadores para tramar estrategias en el marco del lujoso edificio. Construida como un baño romano y totalmente revestida en mármoles de carrara blancos con veteados grises y negros. El lugar fue cerrado y abandonado intacto: allí están los inmensos sillones blancos, con sus pies ornamentados en hierro de colada, los autoclaves y calentadores de toallas, hasta los ventiladores de palas de bronce y los espejos con marco de metal. Los  lavabos eran de mármol de Carrara, los grifos de bronce modelo camarote de tren inglés y los espejos biselados.

 


  Uno de sus lugares emblemáticos era el tea room del octavo piso, punto de encuentro de la alta sociedad. Allí se dieron cita muchas personalidades de la época, entre otras, Sarah Bernardt, Anatole France y Eduardo VIII, príncipe de Gales. Otro lugar de rigor para la visita era la terraza donde en verano se tomaba té helado mientras se observaba la magnífica vista de las grandes edificaciones del centro porteño, con el telón de fondo del Río de la Plata. Fue centro de reunión de la aristocracia porteña y la burguesía ascendente que esperaban con ansiedad las novedades que dictaba la moda europea, cuya puerta de ingreso era la tienda. El té con masas fue un rito.

 


Uno de sus tantos negocios fueron los discos, aunque las grabaciones no se hacían en la Argentina, sino en Francia. Los primeros aparecen en 1907, ocasión en que algunos de sus intérpretes, Ángel Villoldo y el matrimonio Gobbi, viajan a París. La tienda Gath & Chávez dejó de funcionar en febrero de 1974, después de 91 años de progreso y gloria, la más famosa de las grandes tiendas de la Argentina desaparece.

 

Vidrieras en 1976.

 

 

Contaba con una entrada de cierta importancia en la ochava de la esquina que hacen la calle San Martín y la Avenida Córdoba, y en el subsuelo poseía un estacionamiento. El estacionamiento, que estuvo funcionando como negocio concesionado abierto al público, con entrada para los vehículos por una rampa que da a la avenida Córdoba, cerró sus puertas recientemente. Sus ventanales sobre Córdoba y San Martín, extensión realizada en 1920, que prolongó el comercio hasta la calle Paraguay, después de atravesar la cortada Tres Sargentos, lucen ahora sucios y despoblados. En esta esquina de Córdoba y San Martín y más arriba sobre la misma calle siguen en pie las puertas de roble, vidrio biselado y grandes manijones de bronce originales. Todos los frentes exhiben todavía, en mejor o peor estado, broncerías y columnas de pinotea, sostenes de toldería de bronce –con las recordadas coronas de laurel– y logos en metal. 

 

 

El sueño dorado un dia terminó...

 

 En 1922, Harrods se fusionó con la otra gran tienda porteña, fundada en 1883 por Adolfo Gath y Lorenzo Chaves. En mayo de 1970 ambas fueron adquiridas por Almacenes Argentinos. Fue el fin de Gath y Chaves, que bajó la persiana. En 1977, los grupos Perez Companc y Tornquist compraron el paquete accionario de Almacenes Argentinos.

 

Una sala de lectura ponía a disposición de los clientes diarios y revistas de la capital y también periódicos del exterior.

 

 

Foto de las tiendas Harrod´s sobre Avenida Córdoba esquina 25 de Mayo en 1972


Foto de las tiendas Harrod´s sobre Avenida Córdoba hoy

 

Su majestuoso restaurante estaba en el tercer piso siendo el mas exclusivo de la ciudad durante décadas.

 

 

 Harrods se deterioró desde los años de la hiperinflación y no volvió a recuperarse. Paulatinamente, fueron cerrando cada uno de los siete pisos que se levantan sobre la manzana de Florida, San Martín, Córdoba y Paraguay. De su salón de ventas, y los ascensores de hierro forjado, sólo quedó en funcionamiento parte de la polvorienta planta baja. Cerró en 1998 y aunque hubo un intento de regreso en 2003, no funcionó.

 

 


Generaciones enteras llegaban especialmente a la esquina de Florida y Córdoba —una de las más elegantes de la ciudad— para admirar el Papá Noel que todas las Navidades era la atracción de la tienda.

 

 

 

Según explicaron en la Subsecretaría de Patrimonio porteña, "cualquier modificación que se quiera hacer en el edificio primero debe ser autorizada por la Ciudad, y no se puede realizar ninguna obra que altere la esencia de la construcción".


 

IMPORTANTE

La señora Violeta Gath de las tiendas Gath & Chaves fue la primera mujer que tuvo licencia para conducir automóvil en 1912.

El terror que le infundía la posibilidad de ser enterrado vivo a Alfredo Gath (una de las mitades de la tienda Gath & Chavez): en su bóveda, erigida en 1936, se había mandado a instalar un sistema eléctrico que descansaba entre las manos del cadáver, y que permitía que se abriera el ataúd y la puerta del sepulcro en caso de necesidad. Fue retirado porque, a esta altura, evidentemente ya no hace falta. Sarmiento hizo una legislación sobre la obligación de mantener los cajones abiertos en el velorio: el cuerpo debía tener atado a la muñeca un cordel que llegaba hasta una campanita: en caso de moverse el cuerpo, sonaba.

 

 

 

En la puerta había siempre un enano de uniforme verde, que le abría la puerta a los clientes. Las ambientaciones de Harrods marcaron una época. En sus salones los porteños conocieron un ómnibus de dos pisos traído desde Londres y vivenciaron una réplica del Patio de los Leones de Granada. También hubo un elefante de la India (vivo) en la exposición dedicada a Inglaterra.

 

Uno de sus lemas no mentía (ni siquiera exageraba): "Lo que usted quiera, Harrods lo tiene, lo hace o se lo consigue".
 

El centro comercial cerró en 1998 y el edificio, de 58000 m² -que se encuentra en la calle peatonal Florida 877- está cerrado desde ese momento, aunque ha sido abierto esporádicamente para algunas exposiciones. En 2003 se realizó el ciclo Gallery Nights, y en 2008 y 2009 fue sede del Festival de Tango de Buenos Aires.
 

Varias veces se anunció la reapertura del lugar, que lleva el sello de la Belle époque y que se inauguró en Buenos Aires cuando Argentina era, en 1914, la sexta economía del mundo. Lo cierto es que el edificio —declarado patrimonio histórico de la Ciudad— lleva 8 años con sus puertas cerradas. Esquivó diversos pedidos de remate por deudas impagas. Y al mismo tiempo dio batalla judicial y ganó en los tribunales ingleses para retener la licencia de la marca Harrod's. Su rival era el ex suegro de Lady Di, el multimillonario árabe Al Fayed, dueño de la Harrod's inglesa.

 

Harrods tenía sede en Mar del Plata en San Martín 2236.

 

Centenario de 1910. Se trataba de un período de creciente presencia de inversiones británicas en nuestro país, donde ferrocarriles, bancos y compañías financieras; consolidaban la vinculación económica establecida entre ambos países.

 

  La famosa mueblería "Thompson Muebles" se especializaba en estilos  ingleses -Chippendale, Adam, Sheraton, Happlewhite, Elizabethan, Tudor, Jacobean y Ann Queen, pero especialmente Chippendale, también en menaje fino como la porcelana Wedgwood- fue la punta de lanza en Argentina de los accionistas de Harrod´s para ver que pasaba en estos pagos. Fue tal el éxito que en menos de un año llaman a suscripción de acciones en la bolsa de Londres para la apertura y construcción de una sucursal en CABA, una vez reunido el capital, compran el lote lindero y comienza la construcción de la tienda. Ello explica que tomando el último paño del local de la mueblería como referencia, luego construyen el arco central y prácticamente duplican la fachada de Thompson hacia el lado de Paraguay.

 

La tienda fue escenario de la famosa película Vendedora de fantasías, protagonizada en 1950 por Mirtha Legrand y Alberto Closas, dirigida por Daniel Tinayre. Parte de los interiores fueron filmados en la tienda Harrod’s de Buenos Aires.
 

 
           

 

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