ADUANA

 

TAYLOR

Arcón de Buenos Aires

 

 

-ADUANA TAYLOR-

 

 

En el año 1595 la Aduana fue instalada dentro del fuerte hasta el año 1600. Luego pasó a funcionar en una casa alquilada. En 1604 Hernandarias la traslada nuevamente al fuerte. En 1778 se designa a Don Francisco Ximénez Mesa con el cargo de administrador de Aduana que lo trasladaron a Buenos Aires y se encuentra con que no había un edificio adecuado en las cercanías portuarias para dicha misión. El virrey Vértiz cede un edificio llamado: La ranchería, detrás de la Manzana de las Luces, sobre Alsina y Perú, pero el lugar resultó incómodo y a trasmano y la mudaron nuevamente a un lugar al pie de la Barranca llamado Casa del Asiento, de gran magnitud a pasos del río, que había sido sede de los negreros británicos. Había pertenecido a la familia de Vicente de Azcuénaga y fue comprada por  Domingo de Basavilbaso. Allí funcionó hasta el año 1858.

 

 
 

 El ingeniero inglés Eduardo Taylor ganó un concurso para la nueva edificación y en 1855 comenzaron las obras junto al fuerte de la ciudad, donde luego se emplazó la Casa Rosada. 

Mientras se construía el nuevo edificio se habilitó en Paseo Colón un viejo caserón llamado Aduana de Lanús.

 

Aduana vieja Colonial instalada en 1779-era la casa colonial de Domingo Basavilbaso antes de ser sede de la Aduana. Estaba ubicada en la cuadra Sur de Paseo Colón a Balcarce. Mostraba una clara influencia de arquitectura portuguesa. Había sido propiedad de la familia Aguirre Azcuénaga y Basavilbaso. Por disposición virreinal se coloca sobre la entrada un escudo tallado en piedra con las armas del rey como símbolo de la soberanía. Domingo Basavilbaso armó buena fortuna a punto de ser alcalde y promotor de la casa de Rentas y Correos.

 

 

Vista mas amplia de la casona colonial que luego fue la aduana y detrás de ella se observan las torres de la Basilica San Francisco. Su frente con un portón daba a la calle Balcarce. Hoy es la actual Plaza Colón. Debido al crecimiento comercial y al aumento en el calado de los barcos este puerto comenzó a ser inadecuado y se hizo necesario contar con un amarradero con aduana de control, que además resultara de fácil acceso desde el centro de la ciudad.

 

 La casa de Basavilbaso estaba en la esquina S.O. de Belgrano y Balcarce. Por entonces Balcarce formaba parte de la ribera del río. Vista mas amplia de la casona de la Aduana. Allí nació en 1754 el brigadier Miguel de Azcuénaga. El edificio se mantuvo hasta los primeros años del siglo. El predio había sido heredado por los Azcuénaga que luego lo alquilaron para que allí se instalara la Administración de Aduanas. Don Manuel José de Lavalle era el jefe de esta aduana y allí habitaba con su esposa. Allí también nació el general Juan Galo de Lavalle.

 

 

 

Uno de los empresarios lancheros mas importantes Vicente Casares, eleva al gobierno una propuesta para profundizar el canal de entrada y hacer muelles sobre la ribera del RIACHUELO pero las propuestas no fueron tomadas en cuenta hasta que en 1852 caída la tiranía, después de la batalla de Caseros se comienza a notar un movimiento comercial importante. En 1854 se separa Buenos Aires del resto de la confederación y es electo don Pastor Obligado como primer gobernador constitucional de Buenos Aires. Alli se construye un nuevo edificio para la aduana y un muelle para el embarque y desembarque de pasajeros.

 

La Aduana Nueva o Aduana de Taylor fue el primer edificio público de gran volumen construido en Buenos Aires.

 

Inaugurada en 1859 la construcción de la "Aduana Taylor", se componía de un conjunto de edificios de los cuales el principal, con frente al río, era semicircular. A mediados del siglo XIX el puerto de La Boca era el utilizado para la carga y descarga de productos manufacturados.

 

La Aduana Funcionaba como regulador de Importaciones.


E
l
Fuerte hubo que demolerlo parcialmente, sobre terrenos ganados al Río de La Plata, convirtiéndose en el primer relleno que se realizó sobre el río para una construcción de servicios. Inspirada en el notorio empuje que cobraba el puerto de Buenos Aires y símbolo del poderío económico porteño, la "Aduana Nueva" comenzó a construirse en 1855 y se la inauguró en 1857, lindando con las paredes posteriores del Fuerte y mirando al río.

 

Vista de Buenos Aires desde la ribera norte, c. 1832, óleo s/tela, de Ricardo Adams 70 x 96 cm
Museo Histórico Nacional. Vista de la iglesia anglicana de
San Juan Butista. Se ven los carros aguateros.

 

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La Aduana semicircular, tenía un faro en lo alto para guiar a los barcos y un muelle con vías construido en 1885. Del centro del cuerpo salía un espigón de madera, que se internaba en el río, acondicionado posteriormente como muelle para pasajeros, aún cuando tenía un servicio de zorras para bajar las cargas. Tenia 5 pisos con 51 almacenes y depósitos abovedados rodeados exteriormente por galerías.

 

 

Estación Central (1867). Vista del Paseo de Julio, actual Leandro N. Alem, con la Estación en primer plano. Estaba a la altura de la calle Rivadavia. También aparecen la Casa de Gobierno y la Aduana Taylor.  Era una construcción edificada aprovechando el antiguo foso del Fuerte que se encontraba en el mismo sitio, sobre la barranca del río, a continuación de la fachada este de la Casa de Gobierno, separada de ésta por una calle, que años posteriores fue utilizada para el paso del Ferrocarril a Ensenada, para llegar a la Estación Central situada en el lugar donde actualmente se encuentra el monumento al Almirante Guillermo Brown, esta estación se incendió en 1897.

 

 

Casa de Gobierno (1885). En la Buenos Aires de esa época, el Río de la Plata llegaba hasta el borde de la ciudad. A la izquierda aparecen la Aduana Taylor que se comenzaba a construir y restos del Fuerte. En medio de los edificios había un callejón cielo abierto que conectaba con la aduana y con la plaza de Mayo. Observar el nivel que estaba la aduana sobre el rio.


 La edificación de la izquierda es el edificio de rentas Nacionales que originalmente fue concebido como deposito de Aduana. Su gran altura salvaba el desnivel de 6 metros de la antigua barranca con puentes, escaleras y rampas de acceso, que lo convertirían en un interesante ejemplo que equilibraba el volumen del edificio de correos ubicado calle por medio. Sólo tenía sobre la calle Balcarce dos niveles, mientras que sobre el río mostraba sus cuatro pisos completos. Puede verse parte del fuerte a la derecha. Detrás se divisa al viejo Congreso. A la derecha se ve en primer plano la Recova y al fondo el Cabildo.
 

 Se encontraba de espaldas a la casa de Gobierno. Después de treinta y siete años de uso el edificio de la Aduana vieja fue demolido, salvo su planta baja y parte del primer piso que quedaron sepultados debajo del relleno que dio origen a las obras de Puerto Madero. De la torre central rematada por un reloj y un faro, parte un muelle de carga y descarga de trescientos metros para el fondeo de los navíos de mayor calado.

 Edificio de rentas Nacionales realizada por Taylor entre 1858 y 1860 y demolido en 1935. Se construyó por varias razones, entre ellas por la necesidad casi imperiosa de ampliar las bodegas y depósitos de la Aduana. A pesar de las enormes dimensiones que tenía el edificio semicircular de la aduana que había proyectado Taylor sólo cuatro años antes y que todavía estaba en obra, el gobierno de Buenos Aires tenía problemas de espacio para guardar mercaderías. Taylor supo aprovechar la ubicación en la barranca de la costa del río de forma de tener un edificio de dos pisos en la parte alta y de cuatro por el otro lado. Para ello se excavó dentro de la barranca, dejando así dos pisos semienterrados. Para acceder, pasando por un enorme hueco paralelo a la calle Yrigoyen se hicieron extrañas escaleras colgantes, casi puentes levadizos. El edificio de Rentas fue demolido en mayo de 1937 para construir el actual edificio del Ministerio de Economía.

 

Vista de la calle Victoria (Hipólito Yrigoyen) y Balcarce. A la izquierda el edificio de Correos y telégrafos, actual Casa de Gobierno que fue una parte demolida en 1938.

 

 

 


 

 El enorme edificio de la Aduana de Taylor impresionaba por su blancura, desde el rio parecía un coliseo romano. Fue un símbolo para la Ciudad de Buenos Aires, durante treinta y siete años ya que fue demolido. Sin embargo su planta baja, y parte del primer piso quedaron intactos, sepultados debajo del relleno que dio origen a los espacios verdes, que precedían a las obras de Puerto Madero, finalizadas hacia fines de siglo XIX.

 

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Parte de atrás de la Aduana y su muelle.

 

Aduana año 1858-

 

Muelle de la Aduana Nueva- gruas de descarga

 

La Aduana constaba de planta y dos pisos altos con una torre central que poseía un faro de unos 25 m de altura que, según referencia de los visitantes, era muy destacable aún a varios kilómetros.

 

La edificación poseía almacenes para depósito de mercaderías y un riel en el espigón facilitaba el movimiento de zorras de carga, hacia y desde los barcos que se acercaban, ahora sin el auxilio de los viejos carros tirados por bueyes. Los trescientos metros del espigón garantizaban, cuando no había bajante, la profundidad necesaria para el acercamiento de los grandes barcos de entonces.

 

 

1880

En 1977 se pensó en poner a la vista los arcos de depósitos de la aduana, es decir, de las dos galerías paralelas que habían sido construidas hacia el lado de tierra adentro, ya debajo de la barranca natural, el Patio de Maniobras y los túneles que desde la costa subían a este patio. Durante el desentierro se encontraron cerámicas de El Havre de 1850, porcelanas, terracotas, etc, que se pusieron en exposición en el museo.

 

Vista desde un buque- En el 1700 todo buque era acompañado por una nave patacho, este a su vez por el esquipe y mas adelante por una lancha que con la sonda media el fondo. Los desembarcos se realizaban entrando a la ciudad, a la plaza del mercado que estaba frente al fuerte, y mas tarde al Este de la recova vieja. Se utilizaban para los traslados grandes carretas tiradas por bueyes. Para pasar hacia otros lados de la ciudad el Cabildo propuso la construcción de un puente llamado puente Gálvez.

 

Las lavanderas lavando a la orilla del rio. En el fondo vislumbra la Aduana y a la derecha se ve el murallón del paseo de Julio y partes de la Estación Central. En los lugares donde lavaban tenían estacas clavadas en el suelo para colocar las sogas que tendían la ropa. Mientras la ropa se secaba se entretenían con mate, tabaco, y charlas con sus pares.

 

Pasada la época de Rosas fueron despareciendo las viejas esclavas y en el 1860 las negras lavanderas trabajaban prácticamente por su cuenta.  A fines del 1866 el señor Thurber y el señor Wilkinson en sociedad instalaron en la esquina de esmeralda y el paseo de Julio una maquina de planchar y lavar a vapor y en 1871 se instala también en Paseo de Julio entre Libertad y Talcahuano otro lavadero llamado : El Bordales, cuyos dueños eran Masselin Hermanos. Ambas industrias volcaban el agua jabonosa por medio de cañerías hacia el rio de la Plata.

 

Lavanderas en el Bajo del Río, Parque Lezama. En el mismo lugar donde trabajaban las lavanderas, los aguateros recogían el agua para beber ya que la ciudad carecía de aguas corrientes. Pura agua turbia, con lodo y suciedad. Las casas tenían sus aljibes que llenaban con las canaletas de los techos durante las lluvias.

 

fotografía genialmente montada por ALBERTO BOSELLI

 

 

fotografía genialmente montada por ALBERTO BOSELLI

 

fotografía genialmente montada por ALBERTO BOSELLI

 

En esos tiempos, el Río de la Plata alcanzaba el eje de las actuales avenidas Alem y Paseo Colón, y debido a su poca profundidad las embarcaciones debían anclarse río adentro, y los pasajeros y cargas tenían que ser llevados a la ribera en botes o sobre animales. Vista del Río de la Plata tomada desde el Paseo de Julio. Se puede ver que están desembarcando y descargando mercadería con carretas. Los carros aguateros y los que transbordaban a los pasajeros de los barcos (de ruedas muy altas) impedidos de acercarse hasta la costa de la ciudad por falta de calado, subían y bajaban entrando en el Río para el transporte.

 

Los primeros testimonios de aguateros se remontan a 1748 donde se reglamentaba el lugar donde debían realizar su tarea. Se les exigía que se internen en el río para lograr que el agua sea mas limpia. Si no cumplían con las ordenanzas se los azotaba con 50 azotes y se les confiscaba el caballo. En 1807 si se negaban a vender agua a los precios fijados, y de los enviaba 8 días a la cárcel. En 1823 la policía actúo contra los aguateros rebeldes, embargando los carros, castigando a los peones y obligándolos a proveer el agua gratuita. En enero de 1835 la sala de representantes declaro libre la venta de las aguas, carne y pan. Algunas familias porteñas solucionaban el problema con aguadores propios. En caso de un incendio en la ciudad los aguadores estaban obligados a traer urgente agua del rio. Con la difusión de las aguas corrientes, los aguateros desaparecieron. En 1910 se declara obligatorio el servicio de agua potable.

 

La Aduana y a la derecha se ve el murallón del paseo de Julio y la Estación Central. Observen la cercanía de cada construcción. Las rentas de la aduana del puerto a pesar de su escaso movimiento era una fuente de recursos importantes para el país aunque solo se exportaban cueros y alguna carne salada. El enorme edificio de la Aduana de Taylor, símbolo de la Ciudad de Buenos Aires, es demolido. Sin embargo su planta baja, y parte del primer piso quedaron intactos, sepultados debajo del relleno que dio origen a los espacios verdes, que precedían a las obras de Puerto Madero, finalizadas hacia fines de siglo XIX.

 

En el centro de la foto se observan las torres de la iglesia San Ignacio, a continuación hacia la derecha la recova vieja y bien a la derecha el gran edificio del viejo teatro Colón realizado por Carlos Pellegrini en 1857.

 

 

AÑO 1894


1- LA ADUANA * 2-LA CASA DE GOBIERNO*

3-LA ESTACIÓN CENTRAL*  4- EL MURALLÓN DEL PASEO DE JULIO*.

 

 

 

Muelle de pasajeros  (1867).

El muelle del fondo era el de la Aduana Taylor.

 

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A fines del siglo XIX el muelle fue demolido por la construcción de Puerto Madero

 

El muelle de la izquierda era el de la Aduana Taylor,

y el de la derecha el muelle de pasajeros.

 

Pellegrini intenta iniciar un servicio de agua potable para la ciudad y en 1850 en pleno gobierno de Rosas se asocia con Blumstein y su socio La Roche, dueños del molino harinero San Francisco. Estaba situado en la bajada de Santa Clara lo que hoy es Paseo Colon y Alsina. Su pronunciada chimenea lo hacia el edificio mas alto de la ciudad y daba a la calle Balcarce. El establecimiento se dedicaba a la molienda de cereales. Se propuso utilizar maquinas de vapor para traer agua desde el rio hasta el  molino.  Alli serian purificadas y conducidas por caños subterráneos desde pequeños depósitos. La Primera Bomba de Incendio de la ciudad fue traída de Francia por el señor Blumstein. La máquina fue estrenada la tarde del 28 de octubre de 1849 cuando el incendio de una mueblería en la Calle Perú. Blumstein y La Roche, "sirvieron la bomba en persona". El fuego fue dominado en sólo tres horas cuando, según la policía, sin ella hubiera durado todo el día.

 

 

Cerca de la Casa Rosada las excavaciones descubren

los secretos y pasadizos de la Aduana Taylor.

 

Fotografía tomada en el sector demolido de la Aduana de Taylor, hoy convertida en Parque Colón, frente a la Casa Rosada.

 

 

En 1894 LA ADUANA TAYLOR fue demolida para dar lugar a las obras de Puerto Madero, ya estaba su edificación y su muelle bastante deteriorado por las aguas, también se demolió la línea ferroviaria y todas las actividades de aduana se realizaron el en edificio de Rentas nacionales.

 

 

 Ahora pueden visitarse el patio de maniobras, las galerías y los depósitos. También se recorren los "Almacenes subterráneos de la Real Hacienda", que formaban parte del antiguo fuerte. Otros restos de la Aduana se ven en el sótano de la tanguería Michelangelo (Balcarce 433).

 

En 1810 Mariano Moreno luchaba para hacer valer el libre comercio, por ello ordena reparar los muelles del riachuelo que habían sido totalmente dañados por un temporal y dispone balizear el canal de entrada de La Boca y en 1811 da orden de canalizar el Riachuelo.

 

Fue Bernardino Rivadavia el primero que puso en marcha la idea de construir un puerto en la ciudad para que sea adecuado para el atraque de los barcos de ultramar y es como solicita un competente ingeniero hidráulico para tal proyecto pero al producirse la caída de Rivadavia se desmorona dicho proyecto.

En 1876 la provincia de Buenos Aires llama a un concurso para la canalización del Riachuelo que gana el Ingeniero Luis Augusto Huergo. Las obras comprendían su ensanche, profundización, apertura de una nueva boca y construcción de muelles. Las instalaciones resultaron aptas para buques de ultramar. Así el 25 de Enero de 1883 el transatlántico "Italia" ingresa al Riachuelo.

 

Taylor falleció el 18 de agosto de 1868 por una apoplejía.

 

 

Las galerías históricas que pertenecieron a la antigua

Aduana Taylor de Buenos Aires

 

EL MUSEO DEL BICENTENARIO SE FORMÓ GRACIAS A LA RECUPERACIÓN DE RECINTOS QUE PERTENECIERON AL FUERTE DE BUENOS AIRES Y A LA ADUANA TAYLOR.

 

El museo, emplazado atrás de la Casa Rosada, por debajo del nivel actual de las calles, ocupa el espacio exacto en el que estuvo el Fuerte de Buenos Aires a principios del siglo XVIII y la Aduana Taylor. Y mantiene los muros de ladrillo en pie de la construcción original de 1855.


Ganduglia recordó que las galerías y el patio de la ex aduana fueron descubiertos en 1940 y permanecieron bajo tierra hasta los años 80. En el Museo se exhiben también planos, mapas y pinturas que muestran la ciudad de Buenos Aires antes de su fundación como tal.

 

 

 

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La superficie total del edificio es de 5000 metros cuadrados, presenta algunos techos y paredes de vidrio que intensifican su luminosidad.

 

 

 

  El rincón más antiguo del museo es el único sector que se pudo recuperar del antiguo fuerte: fue construido alrededor de 1730. Como todo el museo está bajo el nivel de la calle, los vestigios de la fortaleza se ubican justo debajo del la puerta del Ministerio de Economía. Allí se restauró una tronera donde está emplazado un cañón, que apunta hacia el río, aunque ningún proyectil hubiera llegado hasta los barcos que no se acercaban a la costa por la baja cota del río, según explica Raúl Fast, museógrafo de la Casa de Gobierno.

 

La estrella del Museo del Bicentenario es la cúpula, semioculta por una gigantografía de Siqueiros, en cuyo interior está el mural recuperado y restaurado del artista mexicano. Allí se podrá entrar en grupos de cuatro visitantes, que deberán calzarse obligatorios zapatos de tela, como los de cirugía, para preservar las pinturas del piso. Durante 16 años el mural estuvo albergado en cuatro contenedores en la localidad bonaerense de San Justo, por una disputa judicial, hasta que el gobierno lo expropió y en el 2001 fue declarado monumento histórico  y se pudo iniciar su restauración bajo la supervisión de Magdalena Faillace.

 

 

También por primera vez puede verse el único retrato oficial de Juan Domingo Perón y Evita, como presidente y primera dama. No es una foto sino una pintura de cuerpo entero, obra del artista plástico franco argentino Numa Ayrinhac en 1947. “Esta es una de las tres copias que hizo Ayrinhac, la única que sobrevivió. Una fue quemada después del golpe de 1955, un hecho que se puede ver en uno de los documentales que se exhiben en el museo”, comenta Ganduglia. “Esta copia –agrega–, fue cortada del marco y guardada por una persona cuya identidad no conocemos, fue guardada y puesta a remate en 1994 y comprada por el Poder Ejecutivo.”

 

También se pueden ver en el museo los carruajes que utilizaron los presidentes Julio Roca, José Evaristo Uriburu e Hipólito Yrigoyen, a los que se agrega una coupé Justicialista, con motor DKW, de dos tiempos.

 

Se puede observar en exposición uno de los autos Justicialista Gran Sport, de 1954, además de algunos vehículos antiguos, entre ellos uno que utilizó Hipólito Yrigoyen.

 

También están en exposición el sillón presidencial utilizado por el presidente Santiago Derqui en 1860, un mueble elegido y comprado por Sarmiento en Nueva York en ese mismo año, y detalles característicos de las vestimentas de Hipólito Yrigoyen y Arturo Frondizi.

 

En exposición es imperdible el mueble-escritorio plegable, que data de 1865 y que perteneció a Domingo Faustino Sarmiento, con decenas de cajoncitos “que él cerraba con llave y embarcaba en cada uno de sus viajes”, detalla Faust. Escritorio y archivo que presenta un diseño de avanzada, como confortable “ordenador” para facilitar tareas. Importados de los Estados Unidos de Norteamérica, llegaron a la Argentina hacia el año 1876 varios muebles similares, que se destinaron a las autoridades de importantes organismos estatales.

 

 

 

Cuatro décadas después de su construcción, la Aduana fue descubierta en la década del ’80 tras una excavación de la parte posterior de la Casa de Gobierno. Los arcos son parte de la planta baja del edificio, lo único que queda de esa construcción que en su origen estaba emplazada sobre la playa, a metros del río, alejado luego por sucesivos rellenos. Lo que fue el patio de maniobras quedó al aire libre, como un pozo al que se pudo acceder durante un tiempo hasta que cayó en el abandono. Ahora está protegido por una estructura metálica, con un techo de varias capas de vidrio que permite el ingreso de la luz del sol, y con abundante iluminación artificial.

 

ACTUALMENTE SE ENCUENTRA EL MUSEO DEL BICENTENARIO DONDE SE PUEDE OBSERVAR PARTE DE LA ADUANA TAYLOR
 


El museo estará abierto de 11:00 a 19:00 hs,
de miércoles a domingo y feriados.

Entrada libre y gratuita

4344-3804 / 4344-3805

La entrada es por Hipólito Yrigoyen y Paseo Colón.

 

http://www.museo.gov.ar

 

 

 

 


 


 

 

Una de sus fuentes: http://www.histarmar.com.ar/

 

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