Cuenta la leyenda que uno de
los Anchorena se enamoró perdidamente de una Kavanagh,
aunque el romance no fue aprobado por su familia.
El joven era
hijo de Mercedes Castellanos
de Anchorena, la que se oponía tajantemente a la relación y
que logró hacer que terminara.
La
familia vivía en el palacete que hoy es la Cancillería,
justo del otro lado de la Plaza San Martín.
Corina Kavanagh decidió una venganza arquitectónica: en
Florida y San Martín, ordenó la construcción de un edificio
cuyo único requisito era que impidiera la vista desde el
palacio Anchorena a la iglesia
el Santísimo Sacramento, objetivo que aún cumple el
edificio Kavanagh.
Inaugurado el 3 de enero de 1936,
es obra de los arquitectos Sánchez, Lagos y De la Fuente.

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(VER FOTOS
panorámicas )
Año 1935 el edificio Kavanagh aun en construcción-
Al Construirse en 1933 no se trata de un edificio Art Decó Puro, en sus líneas también
observamos una fuerte influencia del expresionismo Europeo. Posee 12
ascensores, 6 principales y seis de servicio. Sus puertas automáticas fueron un
adelanto para la época. Al lado vislumbra el
Plaza hotel.

Terreno
donde luego floreció el Kavanagh-
Al
lado vislumbra el
Plaza hotel.
El palacio de los Anchorena da
a la plaza San Martín, y del otro lado del parque, la
matriarca
Mercedes Castellanos de
Anchorena,
mandó construir en 1920 la
Basílica del Santísimo Sacramento, una de las iglesias más
bellas de la ciudad, a la que además la familia usaba como
sepulcro. La vista desde el Palacio a la Iglesia era
magnífica, y los Anchorena se jactaban de ella. Justo
enfrente a la iglesia había un solar vacío, que estaba
también en la mira de la matriarca, pero ésta cometió un
error: antes de comprarlo se fue de viaje a Europa.
Y hubo alguien que
vendió tres estancias para comprarlo primero: Corina
Kavanagh, la madre de la niña rechazada por los
Anchorena.

Aun no se había construido el Kavanagh-

En tiempo récord (catorce meses) construyó un
rascacielos de hormigón armado, único en el mundo y por
muchos años el más alto de Sudamérica, con 120 metros de
altura y un total de 33 pisos y 113 departamentos de
lujo (todos completamente distintos entre sí). Con 3
ascensores, 5 entradas independientes, 5 escaleras, una
pileta, talleres de lavado y planchado, cámara
frigorífica para pieles y alfombras, sistema telefónico
central y depósitos de seguridad. Corina se reservó para
ella el piso 14° de setecientos metros cuadrados.
Adiós a la hermosa vista de
la Iglesia desde el palacio ni desde ningún otro lado.
Es más, quedó tan próxima la basílica al edificio
Kavanagh, que la única manera de verla bien es desde el
Pasaje llamado…Corina Kavanagh.


En 1934,
cuando aún lo estaban construyendo, se aprovechó su frente para colocarle en su
parte superior una cruz blanca de varios pisos de altura en adhesión al Congreso
Eucarístico Internacional.





El Kavanagh tiene un sistema potabilizador de agua y una
instalación eléctrica que podría abastecer a una ciudad de 80 mil habitantes.



El edificio tiene calderas
similares a las de un buque, por eso están bajo el control del maquinista naval
Carlos Aranda.

El Kavanagh y la cercanía con el rio



1935 - Vista desde la obra
del Kavanagh, vista de la zona de Retiro y la nueva Plaza.




Fue por un
tiempo el edificio de hormigón armado más alto de Sudamérica y el primer
edificio para viviendas de la ciudad en contar con aire acondicionado central.
Desde 1999 es monumento histórico nacional. El Kavanagh es una síntesis
magistral de racionalismo y art decó, genialmente proyectado teniendo en cuenta
la dificultad que implicó levantar una torre de su magnitud en la barranca en
que se asienta. Actualmente, no cuenta con cocheras ni portero eléctrico. Cada
visitante debe anunciarse en la recepción, y desde allí se da aviso, por
teléfono, a alguno de los 105 departamentos.






Se destaca por poseer
una atractiva vista hacia la Plaza San Martín y el Río de la Plata. En su
momento poseía adelantos técnicos muy avanzados para el confort y seguridad de
sus ocupantes.


En
las estructuras de hormigón fueron utilizadas 1.600 km. de barras de
hierro en tanto que el total de las cañerías de agua, vapor, desagües y
conductores eléctricos alcanzó los 90 km. La instalación eléctrica fue
equivalente a la que se necesitaría para abastecer a una ciudad de 80.000
habitantes, a la vez que el equipo refrigerante del acondicionador de aire
(único en el mundo) podía generar hielo para un conglomerado urbano de 75.000
personas.







Vista desde el Kavanagh, vista de la zona de Retiro.

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))
(ver fotos panorámicas)




Aarón
de Anchorena

María
Luisa de las Mercedes Castellanos

Corina Kavanagh se reservó para ella
el piso 14, de 700 metros cuadrados. Sólo tuvo que esperar 14 meses
para habitarlo, ya que ése fue el tiempo que demoraron los
constructores para finalizar el rascacielos, todo un récord para la
época. En 1948, Corina le vendió su propiedad al banquero Henry
Roberts.
Con sus 120 metros de
altura máxima (posee cinco alas yuxtapuestas, con un total de 31
pisos) superó los 90 metros del Palacio Barolo, su antecedente en
cuanto a mayor porte, y fue el primero que contó con aire
acondicionado central.
Una curiosidad:
el Kavanagh no tiene portero eléctrico. Como si se tratara
de un hotel, todas las personas ajenas al edificio deben
anunciarse en recepción, e inmediatamente se les avisa, vía
telefónica, a los copropietarios. Tampoco tiene cocheras. Es
que cuando se construyó, en 1936, todavía se estacionaban
los carruajes sobre las aceras. Otra ventaja es que no
tienen que pagar impuestos municipales, ya que el edificio
fue declarado por la Unesco, en 1999, Patrimonio Mundial de
la Arquitectura de la Modernidad. Así que los habitantes
están exentos de tasas como el alumbrado, barrido y
limpieza.
Nicolás
Hugo Anchorena Arana
y María
Luisa de las Mercedes Castellanos tuvieron diez hijos
: Nicolás María Serviliano Castellanos
Anchorena (20 de abril 1866, d. 2 de noviembre 1889), Mercedes Benita
Castellanos Anchorena (4 de marzo 1869, d. 28 de abril 1869), Mercedes
Dionisia Castellanos Anchorena (5 de junio 1871, d. 19 de diciembre 1890),
Amalia Valentina Castellanos Anchorena (14 de febrero 1872, d. 16 de marzo
1907), Aarón Castellanos Anchorena
(6 de junio 1873, d. 6 de junio 1873), Matilde Lidia Castellanos Anchorena
(11 de septiembre 1875, d. 25 de junio 1969), Josefina Anacleta Castellanos
Anchorena (13 de julio 1876, d. Sí, fecha desconocida),
Aaron Félix Anchorena
Castellanos ( 5 de noviembre 1877, Buenos
Aires, Argentina , D. 24 de febrero 1965, Barra de San Juan, Uruguay),
Enrique Justino Pascual Castellanos Anchorena (13 de abril 1879, d. Sí,
fecha desconocida) y Emilio Evaristo Castellanos Anchorena (11 de noviembre
1880, d. 17 de diciembre 1916).
María Luisa de las Mercedes Castellanos
enviudó
jóven.
En mérito a tan amplia actividad el Vaticano decidió otorgarle el título de
condesa pontificia y la condecoró con la Dama de la Rosa de Oro, un honor
que muy pocas veces veces concede un Sumo Pontífice a un particular.
Falleció en Buenos Aires el 9 de julio de 1920. Su tumba se encuentra en una
cripta en el Santísimo Sacramento. Mercedes vivió en el actual Palacio San
Martín, que entonces era su casa en Retiro.
María Mercedes Castellanos de
Anchorena le habría encargado a su hijo Aarón la compra del
terreno ubicado junto al Plaza Hotel y frente a la Basílica
del Santísimo Sacramento. Pero Aarón, dandy de su tiempo y
“burrero” como el que más, perdió esa fortuna en el
Hipódromo de Palermo. Desesperado, pidió consejo a su
amante, Corina Kavanagh. Esta, a la sazón rival social de
Mercedes de Anchorena, lo tranquilizó y le dijo que ya
pensaría una solución. Inmediatamente compró el lote y dejó
bien claro a sus arquitectos que el proyecto debía incluir
una torre que impidiera la vista de la basílica desde el
palacio donde vivía la señora de Anchorena, ubicado al otro
lado de la plaza. Mercedes movió cielo y tierra entre sus
poderosos amigos, y al fin logró que un juez iniciara un
proceso contra la planeada edificación. Pero sólo consiguió
que Corina autorizara la apertura de un pasaje entre el
edificio y el hotel, con la condición de que llevara su
nombre.
Hay que destacar, sin embargo, que Mercedes falleció en 1920 y
el proyecto del Kavanagh es de 1933. Es probable, incluso, que las dos
mujeres nunca se hayan conocido. Al fallecer Corina en 1994, los
vecinos del edificio decidieron homenajearla bautizando con su nombre
al pasaje que lleva desde Florida hasta la iglesia.
Cora se casó tres veces. La primera en 1912, con Guillermo Ham;
luego con Guillermo Mainini y, en 1938, con Gustavo Casares, tío de
Adolfo Bioy Casares.

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